Durante esta nueva ausencia prolongada, muchos hechos han ocurrido dentro de nuestra agitada vida democrática: el triunfo de Luis Castañeda Lossio en la contienda municipal, la palabrería de palomilla de esquina de Daniel Urresti, la huida y posterior 'datazo' de la ubicación de Martín Belaúnde Lossio en Bolivia, las manifestaciones realizada por las masas juveniles que se opusieron a la llamada Ley Pulpín, y justamente a ellos es bueno referirse a manera de tributar la gesta realizada durante sus marchas de protesta ante lo que consideraron una injusticia.
Más allá de las protestas enfervorizadas de los jóvenes es bueno entender el mensaje oculto tras esos levantamientos de la masa popular que es el presente y futuro del Perú. Estamos ante un grupo fuerte, homogéneo en pensamiento anti-abuso gubernamental, un grupo que, señores de la clase política, no se come el cuento e antaño del floro barato, de la verborrea fácil.
'Políticos' que deben entender que su tiempo ya fue, el pueblo, la juventud de hoy tiene el concepto que han entrado a la historia de la democracia en el Perú solo a robar y servirse del país, jugando con la necesidad de la gente que los llevo al poder justamente. Una juventud que no cree que los medios de comunicación son libres con el pretexto de que son objetivos al momento de informar (porque en realidad no lo son), pues esa gran masa juvenil no dudó incluso en gritar prensa basura, amarilla, vendida a quienes realmente lo son; medios de comunicación que han convertido al periodismo en una puta A1 a la cual le pagan para publicitar noticias e información mediática que no contribuye en nada a la cultura y la actualidad social y política del país. Una prensa que sigue entrevistando a políticos de la vieja guardia que fracasaron como padres de la patria y pretenden resucitarlos entrevistándolos para que den su opinión sobre determinados temas que ellos en su momento no supieron manejar.
'Políticos' peruanos, llegó el momento de que claudiquen sus ambiciones personales y dejen la posta a peruanos que de verdad quieren trabajar por y para el país. Los representantes políticos de antaño trajeados y con corbatas deben dar paso a los que visten pantalón formal y con camisa sin corbata pero con ideas presentables, libres de ambiciones desproporcionadas por el poder, la ambición y la desesperación por el poder.
El Perú cada vez más se está hundiendo en un lodazal hediondo de ignorancia y corrupción, eso se percibe en las calles, en los mercados con el alza de los alimentos mientras los 'políticos' ríen mostrando felicidad por el 'mejoramiento' y crecimiento de la economía.
Como bien escribió Manuel Gonzáles Prada: " Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra". Es hora que los políticos viejos den un paso al costado y cedan la posta a los jóvenes, es el momento.