Escuchar a Keiko Fujimori criticando al gobierno de turno es algo completamente vergonzoso, casi asquiento incluso. Muchos nos preguntamos con qué autoridad moral habla la hija de un ex dictador que hoy purga condena en la DIROES.
Y ojo, no está mal que exprese su punto de vista sobre determinado tema porque de alguna manera está ejerciendo su derecho a la libertad de expresión que ampara la Constitución Política del Estado, constitución aprobada e impuesta durante el régimen de su ya desquiciado padre. Pero es por demás llamativo que la hija del preso Alberto Fujimori Fujimori cuestione y sea enfática al tratar de ofender al mandatario Humala haciéndole recordar su pasado con el apelativo de 'Capitán Carlos', cuando ella en junio del año 2000 bailaba con el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías de quien años después diría que el presidente Humala era su seguidor y admirador.
De alguna manera la foto es curiosa en el sentido que tanto el desaparecido presidente Hugo Chávez, y la entonces primera dama Keiko Fujimori; bailaban sobre los muertos que habían para ese entonces en ambos regímenes, bailaban sobre la pobreza y sobre las miles de personas que morían de hambre, cual película de terror ambos personajes bailaban sobre la sangre derramada de personas inocentes que su único 'error' fue oponerse a los dictámenes de dos dictadores que gobernaban a sangre y fuego.
"No escupas al cielo" reza un viejo adagio, y da la impresión que Keiko lanza escupitajos cada vez que tiene un micrófono al frente de su boca ya que cada vez que lo hace no hace más que despertar la pregunta en el ciudadano común y corriente: ¿ con qué autoridad moral habla de respeto a los derechos humanos si permitió que su propia madre sea torturada por el régimen de su padre? .
Keiko debe sacudirse de la sombra de su padre, políticamente sería lo correcto, no gana nada criticando al gobierno y menos a una figura tan influyente como lo es Mario Vargas Llosa, debe dedicarse a empaparse de la realidad nacional de la gente de la calle si es que realmente quiere trabajar por el país y no dedicar su hipotético gobierno a sacar de la cárcel a su condenado progenitor que para entonces tal vez ya esté muerto.
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