Esta es una historia que debí haber publicado el pasado 14 de febrero pero por cuestiones de tiempo no pude hacerlo.
La historia de amor que quiero compartir con uds amigos(as) lectores(as), es un momento simpático que viví hace aproximadamente un año con un par de amigos que hoy en día su relación va en serio, más que en serio a decir verdad.
La historia de amor que quiero compartir con uds amigos(as) lectores(as), es un momento simpático que viví hace aproximadamente un año con un par de amigos que hoy en día su relación va en serio, más que en serio a decir verdad.
A finales del 2011, coincidí en mi centro de labores con Alondra y Edgard. Primero me hice amigo de él ya que su tío es aparte de amigo mío, una suerte de mentor para el trabajo diario que hago haciendo que sienta por él aprecio, respeto y admiración. Entonces, con Edgard llegamos a ser amigos de manera rápida, con confianza de que admiramos y respetamos a la misma persona. Con el correr de los minutos se nos asignó ir al área de informes donde había un buen número de chicas.
Como era de esperarse él y yo empezamos a hacer una 'limpiada visual' para ver a un par de amigas para hacer collera y bueno, lo que "ligue no?". De la nada se nos acercó una guapa chica: cabello negro largo, ojos claros, tez blanca, con actitud de mujer mayor, ella nos presentó a su vez a su amiga, simpática también ella. Edgard en ningún momento dió a entender atracción física por alguna de ellas, sin embargo entre nosotros nos decíamos 'a cual sacarle plan'. Confieso que primero fijé mi atención en Alondra (sorry amigo), pero la misma fue algo momentáneo, fugaz (tranqui amigo).
Un día se dió que los tres teníamos que compartir la misma mesa de informes, ella a mi derecha, él la izquierda, en los momentos que no había atención los tres charlábamos de cualquier cosa, temas serios de trabajo, reíamos armando alguna 'eventualidad', de pronto me dí cuenta de algo.
Cuando la charla era entre los dos, sentía algo 'llamativo' en el ambiente, más, mucho más en la mirada de él hacia ella, se dieron con la sorpresa que tenían amigos en común así que ya imaginan amigas(os) a mí me faltaba el violín nomás y amenizaba la jornada "interrumpida" por algún metiche que venía a pedir información de los servicios que brindábamos.
Y pasó lo que en algún momento tenía que pasar y que siempre me quedará en la memoria del comienzo del lindo viaje por el que andan mis dos amigos. Alondra cogió su monedero, lo abrió con delicadeza mirando a Edgard que le decía no se qué, no lo recuerdo a decir verdad; y ella amable, refinada, solemnemente dijo: " perdón amigo, Gilbert, hazme un favor. Acá al frente hay un señor que vende (me entregó una moneda de un nuevo sol) rosquitas, son bien ricas, cómprame una bolsita por favor (una todavía!!!)". En pocas palabras, me botó, pero en verdad ya entendía por donde venía la cosa, por más que ella en su momento dijo que era un antojo.
Pasaron los días, si bien la amistad entre los tres empezó a crecer a base de bromas, charlas serias, mini clases de los productos que ofrecíamos, anécdotas buenas y malas, ellos dos como que ya empezaban a enrumbar a ese lindo destino llamado amor. Aunque él, más que ella, ya que Alu diría; o bien demoró en mostrar lo que sentía, o bien hizo un teatro de aquellos para que Edgard se luciera, si bien somos amigos, somos hermanos de cariño, ni le he preguntado ni ella me ha dicho qué pasaba por su cabeza en esos primeros momentos.
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