No, no me refiero a la película protagonizada por el desaparecido Pal Walker, sino a lo que está siendo en este momento la actual campaña política de las elecciones municipales en pos del sillón de Nicolás El Viejo. Una carrera en la cual está valiendo de todo, donde no existe el tal ‘Pacto Ético’ ( si uno es mal pensado entenderá entonces el por qué Luis Castañeda no acudió a la firma de ese pacto, y menos al debate) a la hora de la hora todos se zurran en el tan mentado Pacto y enfilan su arsenal de odio y revanchismo político contra sus adversarios.
Pero, ¿saben que es lo malo
amigos(as)?, no existe un candidato que diga puntualmente cuáles son las
necesidades de Lima en este momento. El tema bandera de la campaña está siendo
la seguridad ciudadana, claro, en momentos en el que la ciudadanía está a
merced de los delincuentes, de los marcas, raqueteros, tienen que tener en sus
propuestas ‘el gancho’ para engatusar al electorado, ¿qué nos garantiza a los
limeños(as) mazamorreros(as) que llegada la hora de los loros, el alcalde o alcaldesa
encare el problema como lo había planteado?.
Ahora resulta que todos son los
salvadores de Lima, son los paladines de la justicia, los grandes estrategas de
lo que sería una Lima reformada sustentada en sus eventuales gobiernos
municipales basados en trabajo y sinceridad. Una sinceridad que con el correr
del tiempo es una virtud por demás devaluada en muchos de nuestros políticos,
es como si el electorado pensante se ha dado cuenta que nuestras autoridades
gubernamentales son unos expertos timadores, con excepciones por supuesto,
sería mezquino de mi parte poner a todos en el mismo saco.
Susana Villarán ha tenido cuatro
años para mejorar Lima, lo único que ha conseguido es ganarse la antipatía de
buena parte de la población por su soberbia, arrogancia y sobretodo creer que
la gente es estúpida (aunque con tanto programa basura en la tv se sentirá
reconfortada en que aún haya gente apoyándola). Muy al estilo de los boxeadores
ranqueados, o de los luchadores de la WWE, ha retado a un debate ‘donde quiera,
a la hora que quiera’ a Luis Castañeda Lossio, ¿dónde está el respeto por
Salvador Heresi, por Enrique Cornejo, por Fernán Altuve y los demás
contrincantes?. Villarán olvida la famosa ‘arena de La Herradura’, olvida el
intento fallido en La Parada que ha costado miles de pérdidas para los
vendedores de las inmediaciones gracias a los saqueos de los facinerosos,
olvida su vergonzoso experimento llamado ‘Corredor Azul’.
¿Y qué decir de Luis Castañeda
Lossio?. Como van las cosas, todo apunta a que se convertirá en el sucesor de
Susana Villarán post elecciones del 5 de octubre. La sombra del caso
‘Comunicore’ lo perseguirá durante la campaña por más que haya sido limpiado de
la causa, de ganar, considero que hará un buen gobierno municipal para enterrar
de una vez por todas la controversia por tal espinoso caso. Debo admitir que
está llevando muy bien su estrategia: un silencio imperturbable al comienzo con
apariciones en videos conversando con ciudadanos como cualquiera de nosotros,
escuchándolos, mostrando tal vez el cómo debe ser un político que de verdad
quiere trabajar por la comunidad, es decir estar con perfil bajo, sin
peliculinas de ningún tipo y hablar con la gente, escuchar sus necesidades,
mostrar un “te escucho, ¿en qué te puedo ayudar de confiar en mí?”. Pero ahí es
donde sale a relucir lo escrito líneas arriba : ¿qué hacemos con ‘Comunicore’,
lo olvidamos?.
Lo cierto que a estas alturas del
siglo XXI con una democracia a trompicones a lo largo de nuestra historia
republicana, los peruanos estamos siendo testigos de una campaña electoral por
demás lúgubre ya que demuestra la clase de autoridades políticas que tenemos.
Recordemos sino el asesinato de hace unos días del alcalde de Amarilis Marzony Vásquez Ramón , lo lamentable del caso (no tanto como el asesinato) es que
ninguna autoridad que por cuestión de sucesión en el cargo quiso tomar el lugar
dejado por el fenecido alcalde, por qué, por temor a ser asesinado, ¿dónde
queda el principio de autoridad?, ¿dónde queda la responsabilidad, la
inteligencia, el criterio para ser capaces de salir adelante y enfrentar el
problema?. No olvidemos el caso también del actual alcalde de San Juan de
Lurigancho, Carlos Burgos, quien más parece preocupado en entornillarse en el
sillón municipal del distrito más grande de Lima, que de poner fin a las dudas
existentes referidas a su controvertida gestión.
El 5 de octubre será la elección
municipal, la televisión marketera lo llama de manera casi burlona “La fiesta
democrática”, (no entiendo que de fiesta tiene cuando nos obligan ir a votar, a
mí nunca me han impuesto ir a una fiesta, o me han castigado por no ir a una
fiesta)lo cierto es que tal vez a esas alturas y como van las cosas, acudamos
con caras largas a las urnas lamentando y renegando por nuestra desdicha de
tener por autoridades a una clase impresentable de políticos.
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