jueves, 7 de octubre de 2010

QUE PRESIDENTE NOS PERDIMOS

Hoy se está celebrando y comentando mucho el Premio Nobel de Literatura otorgado a nuestro laureado escritor Mario Vargas Llosa. Considero que efectivamente, es motivo de un gran orgullo para todos los peruanos el que un escritor peruano haya sido premiado con tal distinción.

Repasando la historia de Vargas Llosa, encontramos una historia en la cual los peruanos debemos motivarnos, esperanzarnos en un futuro mejor para nosotros, para nuestras familias y nuestro país. Por cierto, y haciendo alusión al título de esta nota, no puedo dejar de comentar el presidente de lujo que nos perdimos en las elecciones presidenciales de 1990, y ojo, no lo digo con el premio entregado al escritor arequipeño ya sobre la mesa, eso es algo que quienes componen mi círculo íntimo lo saben y no me cansaré de decirlo: El "error" de Vargas Llosa en el debate ante el hoy reo Alberto Fujimori, fue ser sincero con la población y decir que era necesario aplicar el shock económico para levantar al país. Craso error del autor de "La ciudad y los perros", un personaje lumpen enternado como Fujimori aprovecharía la ocasión para decir que no lo aplicaría y el resto de la historia es bien conocida.

Para quienes recién se enganchan en el mundo de las letras, habría que decirles que Mario Vargas Llosa empezó su afición por las letras desde pequeño, tuvo la suerte que su abuela al darle de comer según el mismo relata, él le obligaba a la señora a que le cuente una historia, así, él no solo asimilaba comida sino también, sabiduría, cultura, pasión por lo que sería en el futuro el motivo de orgullo personal, para los suyos y para sus coterráneos. Si bien fue internado por su padre en el Colegio Militar Leoncio Prado, ahí escribió "La huída del inca" , y fue su caldo de inspiración para escribir "La ciudad y los perros" juntnado elementos como la brutalidad, el salvajismo, el resentimiento, el odio y los complejos que se respiraba ahí.

Sus fuentes inspiradoras como comenta han sido tres escritores: Víctor Hugo, de quien admiraba mucho la grandeza de sus personajes; Flaubert, a quien califica como un novelista que hacía 'latir' a la novela, fingía realidad; y Faulkner, quien poseía un hechizo novelesco que lo envolvía de principio a fin. Trabajó de joven con el notable Raúl Porras Barnechea, lo hacía durante tres horas diarias, haciendo fichas, resúmenes y diversas investigaciones, para él era como dice: LA FELICIDAD TOTAL.

Respecto a una 'musa inspiradora', aparentemente para él no existe. Según señala su hijo Álvaro, Don Mario es de estar concentrado durante unas doce horas para hacer sus novelas, 'desesperándose' para encontrar un giro que haga más atrayente la historia que tiene entre manos, aunque en una ocasión señaló: "A mí me apasiona la historia y lo que más me deslumbra de una novela es una historia que parece vivir por si misma, que no tiene ningún tipo de servidumbre o dependencia.Pero eso se consigue, claro, a través de una eficacia técnica".

Mario Vargas Llosa, un personaje para algunos contradictorio, para otros uno de los mejores pensantes de la historia contemporánea nacional, y que esta fría mañana del 7 de octubre nos ha dado un motivo más de orgullo, y un hombre al cual debemos tomar más en cuenta en sus declaraciones en favor de construir una mejor nación y los dejo con una frase que cae a pelo en este momento de debacle social.
"... es muy difícil ser muy optimista con el Perú, porque al final lo que tú verificas es que la perseverancia en el error es realmente quizá nuestra tardición más arraigada."

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