jueves, 21 de abril de 2011

SEMANA SANTA PARA REFLEXIONAR

En estos días de recogimiento es necesario hacer un análisis de nuestras acciones diarias ya se en nuestro hogar, entorno amical, y/o centro de labores.

No es un secreto que estamos pasando por un período de tribulación, "adormecida" y bien disimulada por los medios de comunicación de diversa índole que tratan de tapar lo que realmente pasa frente a nuestros ojos y no queremos ver, o peor aún: no nos atrevemos a cuestionar. En este caso yo quiero cuestionar a un personaje de nuestra vida cotidiana peruana, quiero hablar de nada más y nada menos que de Juan Luis Cipriani, el Arzobispo de Lima.

Antes de empezar quiero aconsejar a mis seguidores(as) que son fervientes católicos y que creen a pie puntillas de él, que no lean esta nota ya que les puede incomodar mis puntos de vista acerca de este personaje.

Como católico que soy, NO reconozco a Juan Luis Cipriani como máxima cabeza de nuestra religión católica. Yo no puedo escuchar a un tipo que en una ocasión dijo que los derechos humanos son "cojudeces", esto lógicamente cuando su amigo, el hoy preso Alberto Fujimori estaba en el poder. ¿Qué clase de representante de la Iglesia Católica puede ser este tipo?. Y recordemos también su funesta participación como mediador en la toma de rehenes en la residencia del embajador de Japón de 1996. Fue él quien entregó una guitarra a los rehenes para el esparcimiento de éstos durante su duro cautiverio, sin embargo, en la misma había micrófonos ocultos para que los rehenes informen de los movimientos de los terroristas y demas datos que sirvieron al ejército para la operación de rescate. Quizá desde un punto de vista militar fue una alternativa la misma, pero vamos al hecho que un miembro de la Iglesia que busca una solución pacífica no puede prestarse para ese 'juego' más aún arriesgando la vida de los rehenes.

Otra de sus grandes "hazañas" la protagonizó durante una visita a un cuartel militar donde brindó una dizque 'charla' hablando ante los militares con una serie de gruesas palabras rebajando y mostrando de paso su bajo nivel cultural y más aún profundizando la crisis en la iglesia católica.

Y claro, no hay que olvidar la cerrada defensa que hizo a la amnistía contra los miembros del Grupo Colina quienes asesinaron vilmente a inocentes peruanos incluyendo un niño de ocho años en Barrios Altos, y esto obviamente, durante el gobierno de Fujimori.

¿Este es el hombre que guía la iglesia en el Perú?.

Ahora entiendo el por qué año tras año, la semana santa pierde su verdadera razón de ser, porque no se tiene un líder, no se tiene una cabeza que sepa calmar a los más necesitados, ¿Juan Luis Cipriani sabe que los niños en el centro de Lima duermen en las gradas de distintos edificios cubriéndose con cartones?. No, no lo sabe, sin embargo, prefiere salir ante las cámaras de televisión para dar sus puntos de vista acerca de la coyuntura política. No puede controlar su 'casa' y pretende decir a los candidatos cómo gobernar el país.

Confieso mis amigas(os) que cuando murió Juan Pablo II se le voceaba a Cipriani como próximo Papa, que sentí temor. No podía dar crédito que la iglesica católica estuviera cayendo tan bajo, y bueno, sé que Benedicto XVI es la gran cosa tampoco, "felizmente" Cipriani tuvo que volver a Lima.

Es por eso, mejor dicho; es por este tipo que ya quiero pisar una iglesia, porque temo encontrarme con un padre tan hipócrita como él, porque si así es el jefe de la iglesia de acá, ¿cómo serían los otros sacerdotes?.

Es el momento en que la Iglesia dé un vuelco en su forma de manejar a los millones de fieles que tiene alrededor del mundo, un vuelco que se haga preguntar el por qué la gente está perdiendo la fé en ellos, el por qué sus propios miembros abusan sexualmente de los niños y tan peor aún, el por qué los encubren. Ellos critican la homosexualidad, y son los primeros en fomentarla. Critican los juegos de azar y demas vicios, y hay muchos de ellos que fuman y toman cerveza como vikingos, manejan autos caros, mientras los orfanatos que 'apoyan' se caen a pedazos y están jefaturados por personas de dudosa reputación.

Por eso es que la semana santa, la misma navidad,pierden vigencia, por personajes como éstos, y en especial Juan Luis Cipriani que NO me merece ningún respeto y escucharlo a él simplemente me produce naúseas que pueden amargar mi desayuno dominical.






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