domingo, 11 de diciembre de 2011

LA PATERNIDAD CULÉ

Era el partido esperado por toda la afición futbolera del mundo, y la misma dejó satisfechos a quienes seguimos la acción por la tv, y ni quiero imaginar a quienes estaban en la tribuna del Santiago Bernabeú. 

El de ayer fue un Real Madrid - Barcelona por demás especial en el cual ambas escuadras, más la del Barca a decir verdad, hicieron todo lo posible por desplegar sus mejores armas futbolísticas dentro del mítico estadio madridista. 

El comienzo no pudo haber sido de mejor manera. Veintidós segundos de iniciado el partido y Benzemá ponía a delirar a la hinchada merengue en el estadio y alrededor del mundo (entre los cuales está incluido este servidor) haciéndonos pensar que por fin se rompía aquella racha culé sobre el equipo blanco. Pero ese gol, que en términos de quienes seguimos el deporte rey, debería ser el que "mande" los destinos del partidos se quebró porque el Real no supo cómo finiquitar a un equipo azulgrana que empezó confuso, casi timorato e indeciso tras el gol. Continuaron atacando pero más que nada empujados por su fiel hinchada pero en cuestión futbolística no proponía nada que complementara la presión ejercida sobre Messi y compañía.

Fue justamente este hombre quien se puso sobre sí el equipo. Complicó a la defensa madridista tras un resbalón de Sergio Ramos y encontró a Iker Casillas bien posicionado para sacarle el gol de los pies en una jugada que tal vez, hace un año, sí se la hacía. Pero el rosarino insistió, y tras un gran arranque en mitad de cancha sirvió al chileno Alexis Sánchez quien hizo una gran carta de presentación al marcarle un buen gol al mejor arquero del mundo. Pero quienes piensan que ese gol 'mató' al Madrid, me atrevería a decirle que no fue así. El Real se mató a partir de los 15' cuando dejó que el Barca se apodere del balón y empiecen a hilvanar su fútbol de toque elegante que sale de los pies de Messi, Xavi e Iniesta. Si bien el gol fue rápido, los locales no supieron sacarle provecho al mismo y pensaron que anotarían un gol más y que el mismo caería por su propio peso, pero al Barca, a este Barca de Guardiola no se le puede hacer esto. Y es raro que en técnico ducho como Mourinho no haya tomado las previsones del caso para sobrellevar el momento.

Ya para el segundo tiempo, el Barcelona salió con otra actitud, si bien iban empatando a un gol por lado sabían que tenían que salir a ganar el partido pese a que tenían al frente a uno de los mejores equipos del campeonato y que llegaba en la punta del torneo. Iniesta 'despertó', y cuando Iniesta despierta los rivales lo 'disfrutan'. 'El cerebro' empezó  a hacer de las suyas y merced a eso llegarían los goles de Xavi y posteriormente de Cesc Fábregas quien en algunos pasajes del partido estaba perdido dentro del gran rectángulo verde.

 Pero quienes más perdidos estuvieron, fueron los jugadores del Real Madrid. Una vez más Cristiano Ronaldo, dejó constancia de que en los partidos grandes, de envergadura, CR7 desaparece. Tuvo en sus pies, con el marcador a favor, la posibilidad de ampliar la cuenta, sin embargo prefirió rematar al arco de Váldez en lugar de darle el balón a Di María que llegaba sin marca por su derecha. Además de esa tuvo dos tiros libres que remató los mismos a la barrera. Pero más responsable fue el técnico Mourinho quien no supo manejar el resultado a favor y transmitirle al equipo la calma necesaria para afrontar ese momento.

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