Hoy en día cuando la necesidad económica aprieta y es necesario trabajar para subsistir, muchos se ven en la necesidad de duplicar sus esfuerzos y concentración para batallar en dos frentes: el laboral y el de conocimiento. Con el correr del tiempo y las exigencias del mundo moderno, lógicamente, ambas ahora van de la mano. Son muchos los casos de personas, sobretodo jóvenes, que para lograr estudiar tienen que trabajar y de esta manera, solventar sus estudios. Es entonces que surge la pregunta ineludible: ¿es posible trabajar con tranquilidad sabiendo que al día siguiente o esa misma semana tiene que rendir dos o tres exámenes en su centro de estudios?.
La cabeza del trabajador estará puesta en dichos exámenes, su concentración estará más en la materia que tiene que salvar que en la labor realizada . Miguel Mendoza Sulca, gerente de tienda de la cadena Kentucky Fried Chicken dice por ejemplo que de su personal, más del 50% estudian y que a ellos les presta especial atención ya que hay que estar muy atento a la manera cómo se desenvuelve en su centro de labores. “ Además tienes que tener en cuenta el hecho que estas chicas y chicos tienen sus propios problemas personales, y por más que uno diga el trillado, ‘ los problemas de casa, se quedan en casa’, inevitablemente esos problemas salen a relucir. A la hora del almuerzo por ejemplo, hay chicas y chicos que comentan que están preocupados porque están por jalar un curso y de alguna manera los bajonea y su rendimiento laboral puede flaquear” señala.
Pero si vamos a una opinión más especializada, Angela Salas, directora del colegio Daniel Alcides Carrión, del pujante distrito de San Juan de Lurigancho, uno de los más comerciales de Lima Capital; reflexiona: “ Acá casi todos los chicos y chicas trabajan. Todos se ven en el futuro trabajando en el mercado donde sus padres tienen puestos de abarrotes, pero a mí como directora me preocupa que estos jóvenes no disfrutan su vida: es decir, se levantan vienen a clases, salen a la una de la tarde, se van a trabajar hasta las diez de la noche, en algunos casos, pocos en realidad, hacen sus tareas o estudian hasta la una de la mañana y horas después ya están despiertos de nuevo para ir al colegio. Son chicos que no pueden vivir tranquilamente su edad y mucho menos disfrutar la libertad que por derecho tienen”. A su vez señala que es bueno que trabajen pero de manera medida, no que las exigencias laborales los absorba tanto y que le dediquen tiempo a sus estudios.
Como se puede apreciar, tenemos dos puntos de vista, el primero de un jefe de personal que lógicamente lo ve desde un punto de vista más comercial, donde si se analiza lo declarado la preocupación de fondo es que no ‘le malogren’ el trabajo. Y luego tenemos a la directora de un plantel escolar que sabe y conoce de estos casos y lo ve desde una perspectiva más humana incluso. Lo cierto es que el mundo consumista de hoy en día exige esto: trabajar, y para destacar en el centro de labores se tiene que estar bien formado de conocimientos, pero para hacer esto hay que ver la manera de cómo solventar ese gasto para ser alguien en la vida.
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