Los últimos eventos ocurridos en nuestro país no hacen más que hacernos pensar sobre si está haciendo bien las cosas a nivel (ojo, no político ni militar) desde una perspectiva social. Habría que empezar preguntándose: ¿estábamos preparados la sociedad civil en su conjunto para una situación de este tipo?.
La respuesta es ya conocida por todos, la misma es negativa. Pero esto es una culpa compartida por todos: gobernantes, ciudadanos de a pie, periodistas, ni que decir de nuestras gloriosas fuerzas armadas.
Fernando Belaúnde Terry, tal vez uno de los mejores presidentes que haya tenido el Perú cometió el error de minimizar a un grupo de hombres armados allá por la década del ochenta y calificó a estos como abigeos, obviamente sin preveer lo que vendría en el futuro. Gobierno tras gobierno seguían realizando sus gestiones, unos robando más, otros menos, pero dejando de lado el gran mounstruo que se estaba gestando en el interior del país. El hoy apresado ex Presidente Alberto Kenya Fujimori junto con su controvertido ex asesor Vladimiro Montesinos Torres lograron controlar, aminorar (no erradicar) la barbarie terrorista y tuvimos años de tranquilidad, lejos de cochebombas, de secuestros dudosos, peor aún, de rescates u operativos de rescate cuestionados, porque si quiera la Operación Chavín de Huántar trajo como resultado que se liberaran a los rehenes secuestrados en la residencia del embajador de Japón.
Mientras que los gobernantes que siguieron a la caída del régimen fujimorista, Valentín Paniagua y Alejandro Toledo se preocupaban en 'ordenar la casa' se produjo la gran distracción de dejar abandonado el Tema Terrorismo y se preocuparon por otras cosas, temas que también eran pendientes sí pero que igual no podía dejarse dormir el sueño de los justos. Ya por ese entonces nacían movimientos con tendencias terroristas que cuales gatitos bebés iban engatusando a jóvenes, sin embargo las autoridades gubernamentales para variar subestimaron al enemigo, "...son unos poquitos, ¿qué nos van a hacer esos?", decían algunos con soberbia. Pero como escribió Nicolás Maquiavelo: La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
Hoy no se recuerda (y ojo, no insinuo nada, simplemente es un recuerdo que hoy algunos medios de prensa olvidan) que cuando nació el partido político del hoy presidente, Ollanta Humala, se le vinculó con la izquierda y con grupos terroristas. Por ejemplo, les comentaré una experiencia personal que tuve en el 2004 cuando trabajaba en el interior del país en la selva central, Chanchamayo. Era común ver en la Plaza de Armas de La Merced a grupos simpatizantes de izquierda revolucionaria dar prédicas en plena calle, los mismos etno caceristas o bien los antecedian en el uso de la palabra, o hablaban después, en una suerte de coloquio a la muerte. Al llegar a Lima, lo primero que hice fue escribirle al director de un conocido diario de la capital comentándole sobre el tema, incluso mandando fotos de esas 'charlas' a su e mail, lamentablemente, nunca tuve respuesta por cortesía aunque sea sobre la misma, y hoy en dia es uno de los que con todo desparpajo culpa al gobierno actual del rebrote terrorista.
Algunos periodistas también han caído en este juego de los terroristas, lo único que están logrando en este momento es en darle publicidad a los mismos. Desde el ataque a las torres gemelas en el World Trade Center, el terrorismo como tal ha ampliado sus acciones porque se han dado cuenta que la mejor arma psicosocial que tienen es justamente los medios de prensa. Para ellos ver la cobertura especial de un hombre muerto de las huestes enemigas en este caso un policía, no hace más que hacerles hinchar el pecho de orgullo. Recuerdo cuando hace unos días apareció vivo el policía Astuquilca, se le empezó a tildar de farsante al 'Camarada Gabriel', y puede serlo pero de ahí a decirlo en son de burla, hay que tener cuidado con cómo se informa. Otro grupo de hombres y mujeres de prensa se les ha dado por llamarlos "delincuentes terroristas". Bueno; o se es terrorista, o se es delincuente. El primero busca y crea terror con sus acciones, las mismas que persiguen objetivos 'grandes', llámese el poder y demás; mientras que el delincuente busca objetivos 'pequeños': robar objetos y demás, pero en sus planes no figura de primera mano, inmolarse, ni mucho menos matar en una acción a más de cinco personas, o peor aún secuestrar a 36 trabajadores. Hay que tener en cuenta que el enemigo que se tiene al frente no es el de la década del ochenta, no es el que se contenta con acciones 'menores'. Esta nueva versión es mucho mas peligrosa que esa 'camada'. Los tiempos del terrorismo 'casero' ya han quedado en el olvido, así como hay la llamada globalización social, económica, cultural, no sería descabellado pensar que existe una globalización terrorista; por ello es que el periodismo (lo poco que queda de él, claro está) sea resposanble en tratar el tema.
La culpabilidad en nuestras fuerzas armadas podríamos achacarla sobretodo a las 'cabezas', a los grandes. A los mismos que no van al frente de batalla y mandan a los más jóvenes como carne de cañon para enfrentarse al enemigo, a esos que ven más cuánto sacar por la comisión de ventas de chalecos inservibles y sabe Dios, y ellos claro, que otro material. Los ministros del interior y de defensa, Daniel Lozada y Alberto Otárola debieron haber presentado su dimisión ni bien fue hallado el cuerpo del oficial César Vilca. La incapacidad de ambos ha sido clamorosa en todo momento, no sé con qué cara mirarán a sus hijos o familiares cuando ellos son los grandes responsables de lo ocurrido en esta guerra que seamos sinceros: la estamos perdiendo por una aplastante goleada, lo más triste que los goles no solo nos lo hace el rival sino que estamos haciéndonos autogoles terribles.
La culpabilidad en nuestras fuerzas armadas podríamos achacarla sobretodo a las 'cabezas', a los grandes. A los mismos que no van al frente de batalla y mandan a los más jóvenes como carne de cañon para enfrentarse al enemigo, a esos que ven más cuánto sacar por la comisión de ventas de chalecos inservibles y sabe Dios, y ellos claro, que otro material. Los ministros del interior y de defensa, Daniel Lozada y Alberto Otárola debieron haber presentado su dimisión ni bien fue hallado el cuerpo del oficial César Vilca. La incapacidad de ambos ha sido clamorosa en todo momento, no sé con qué cara mirarán a sus hijos o familiares cuando ellos son los grandes responsables de lo ocurrido en esta guerra que seamos sinceros: la estamos perdiendo por una aplastante goleada, lo más triste que los goles no solo nos lo hace el rival sino que estamos haciéndonos autogoles terribles.