Si ayer la mitad de España sufrió con la derrota del Barcelona, hoy la otra mitad del país ibérico sufre también tras la caída del Real Madrid ante su caballo indomable, el Bayern Munich.
Si bien el cuadro blanco empezó bien las acciones tanto así que a los 15' ya ganaba claramente por dos goles a cero, lo suficiente para acceder directamente a la final del 17 de mayo ante el ya clasificado Chelsea; el cuadro rojo se plantó bien en la cancha y no cayó en el juego del cuadro local y empezó a hacer su juego, inquietando por las puntas con un inspirado Robben y el siempre desequilibrante Ribery y la entrega y presencia inquietante de Mario Gómez. Mourinho corrigió el error de la semana pasada, y entendió que en este partido no podía regalar nada, por ello Marcelo empezó las acciones marcando el flanco izquierdo madridista que tantas ventajas había dado Coentrao en el partidode ida.
Pero como dice el viejo adagio, "tanto va el agua al cántaro que termina por romperse", y la retaguardia blanca se rompió a los 26' cuando Gómez fue trabado por Pepe y Sergio Ramos y el juezo pitó un penal que al comienzo no parecía muy claro. Robben anotó pese a la buena estirada de Iker Casillas quien incluso llegó a rozar el esférico.
Con el 2 a 1 establecido todo hacia presagiar un partido memorable, para la historia, y la verdad que se cumplió. Cada pelota era peleada hasta el último suspiro y por que no, hasta la última patada y/o golpe solapado para no ver la amarilla. Ritmo que se mantuvo incluso hasta el segundo tiempo y el tiempo suplementario.
LLegada la tanda de penales, el cuadro alemán fue mucho más efectivo y tuvo en el golero Neuer como figura máxima para que el Bayern llegue a la gran final de una Champions que será inolvidable para los hinchas del fútbol.