Y llegó la semana santa. Una semana esperada ansiosamente por muchas personas para irse de parranda, que no está mal por cierto: cada quien es libre de vivir su vida como desee.
Pero por estas fechas no está demas olvidar el qué hacemos por nuestra vida. El qué hacemos por nuestro prójimo y en qué lo podríamos ayudar y/o mejorar.
En este momento estamos viviendo un período bastante difícil en la historia de la humanidad y es el momento de que unos minutos aunque sea le dediquemos al Señor para pedirle no solo por nosotros mismos (alguna vez dejemos de ser egoístas) sino también por el prójimo, por nuestras familias, amigos, es más, por nuestros propios enemigos para que el odio y/o envidia contra nosotros no los siga consumiendo en contra nuestra.
Desde esta pequeña tribuna un afectuoso abrazo a todos y cada uno de uds que leen semanalmente este blog.
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