Antes que nada te aclaro que no soy una persona que le gusta pelearse, bueno, ya a mis 36 años tendría que escribir: que le gustaba pelearse, tú sabes, a cierta edad uno ya va madurando, siempre soy de la idea que el ser humano madura de a pocos, no deja de seguir ese proceso.
Ahora que me pongo a pensar yo no tengo muchas broncas en mi haber, me refiero a peleas a puño y patada limpia. No he sido un chico lo que se suele decir de calle, sin embargo, si conozco lo que se llama 'sus códigos' y demás, sé cuando alguien pretende 'meter cuento', ser palomilla y demás, soy un fiel seguidor de aquella frase de "...para pendejo, pendejo y medio".
Diría que mi acercamiento a la palomillada se la debo a un 'amigo contextual' de la infancia, Coqui. Mayor que yo por dos años, con él fui con quien ví mi primera revista porno y como chico de calle me 'enseñó' a bronquearme y obviamente a recurrir a recursos vedados en caso la pelea no esté a mi favor. Por él empecé a llevar sal en uno de mis bolsillos, aunque confieso que nunca lo utilicé. Pero con el correr de los años el ser humano va cambiando, y tanto él como yo tomamos distintos caminos en la vida. Él empezó a tomar el camino del robo, la delincuencia, y obviamente, discretamente me empecé a alejar de él, pero tarde o temprano 'algo' tenía que pasar, y por esas cosas del destino nos tuvimos que enfrentar. Exactamente no recuerdo el motivo de la pelea, creo que me había robado algo y tras el respectivo encare no dudé en tirarle un puñetazo que por mi rabia debe haber sido un bólido de dedos cerrados que le dió en el pómulo. Lo que vino a continuación fue una seguidilla de puñetazos y patadas que terminó con un resultado previsible, yo en el suelo agarrándome la entrepierna después de un 'rico' puñetazo a mi zona noble. Tanto así que se acercó asustado a ver cómo estaba, ocasión que aproveché para lanzarle otro 'combo' que debió romperle la nariz porque escuché un " plupp" apenas perceptible.
Tiempo después, y la verdad algo 'agrandado' porque fue un partido chévere el que me estaba jugando, a la boquilla 'trabajé' a uno de esos 'cancheritos retándolo a pelear porque a cada rato me quería tumabr y no podía, lógicamente en una jugada me 'llegó' y lo encaré diciéndole todas las variantes de mentada de madre que se me venía a la cabeza en ese momento, la cosa terminó con sus amigos llevándolo a un lado, y mi grupo a mí a otro, sorprendidos por esa 'explosión' que me asaltó. A lo lejos el me decía "ya vas a ver, ya vas a ver", y claro, hasta ahorita, casi veinte años después aún Luis Alberto me tiene esperando con qué voy a ver.
En el colegio sí recuerdo tres broncas con un saldo de 1 - 1 - 1. Una ganada, una empatada, otra perdida. La ganada fue algo 'graciosa' por como se inició. Era la pelea de otros compañeros, recuerdo que fue a la vuelta del coliseo del colegio, un lugar donde en ese tiempo no habían rejas de seguridad ni nada por el estilo y obviamente no pasaba ningún profesor. Terminó esa pelea y mientras que le palmeaba la espalda de mi amigo que se había peleado escuché una inconfundible voz: "....ese h.. de Gilbert siempre preocupándose por sus amigos, tremendo maricón..", giré a ver quién decía eso y era un compañero que siempre era visto como el típico chupamedia, el que hacía las bromas y nadie se reía y para colmo de males recibía el 'apanado' (apanado era lo que es el bullying ahora, eso no es algo de ahora para quienes se la quieren dar de expertos en análisis de comportamiento escolar), como mi amigo había perdido, y envuelto en ese clímax bélico, dejé de apoyar a mi amigo y encaré a 'la piltrafita' esa, lógicamente cuando trató de esconderse ya era muy tarde, sus propios amigos abrieron paso para que lo encare, algo que por un momento me hizo pensar más bien que se trataría de una sútil trampa, la situación se prestaba para un apanado, o un callejó oscuro incluso. Y pensar que les estoy comentando un hecho ocurrido en un colegio de primer nivel como lo era el Claretiano en ese entonces. Palabras más por parte mía, palabras menos por parte de él, y mi empujón mandándolo a la c... confitería de la chupetería. Al día siguiente yo estaba en mi carpeta de lo más tranquilo (que es una forma de decirlo además) y sentí una manito en mi flacuchento hombro, voltié y era él, la situación se volvió tensa por el silencio que había en el salón como si todos miraran eso, "¿qué hay?", pregunté, él muy serio respondió: "te la corto para la salida, te voy a sacar tu m...", miré su dedito meñique esperando 'mi corte', así que de lo más tranquilo acepté 'el reto' ante el "uyy" expectante del salón. "Te la corto" era una especie de 'pacto' que significaba "nos vemos a la salida" y no precisamente para ir a tomar una gaseosa con maní dulce, o la clásica 'yuca frita', no amigas y amigos, eso era ir a pelear.
Sonó el timbre y rumbo 'al ring', los 'organizadores' del main event acordaron previa consulta con nosotros por separado claro, dónde sería la pelea, él pidió el coliseo, yo no, pedí la calle, un pasaje que conocía a unas cuadras de donde era mi antiguo barrio. Y así fue que tras dejar nuestras maletas a nuestros 'asistentes y aguateros' empezamos a rendirle culto a Ares (Dios de la guerra), y el pobre si que se debe haber decepcionado de sus dos adoradores de esa tarde limeña: recuerdo que él vino a mí, el consejo en 'mi esquina' había sido "espéralo" así que dejé que viniera, amagué irme por su derecha, dejó descubierta su izquierda y ahí fue que desencadené toda mi furia, el pobre creo que llegó a tirarme algo que interpreté como un puñetazo y unos arañones en mi pecho, yo creo que recordando lo que me había enseñado Coqui años atrás le tiré sendos derechazos e izquierdazos y una que otra patada, me dió pena porque cuando le tiré el último puñetazo escuché claramente un sollozo. Al final, cual Ring of Honor (los que saben de lucha libre entienden a qué me refiero) nos íbamos a dar la mano, y pasó lo previsible: intentó patearme la entrepierna, felizmente giré el cuerpo y dos puñetazos más cortaron su intención.
Meses despues; de esa misma collera (y creo que 'enviado' por la pitralfita) salió un rival. No recuerdo porque me había incorporado de mi asiento, la cuestión es que cuando volvía, sentí una mano en el trasero. Está demás decir cómo me enojó eso, era uno de esos palomillas que me miraba sonriendo por eso, me importó dos pepinos el profesor que revisaba nuestros cuadernos y me le fuí encima tirándole puñetazos, él se encogío bien y se protegió la cara y los golpes terminaron cayendo en su hombro y brazo, el profesor habrá notado el movimiento y tras incorporarse me sacó del aula. Al termino de la hora de clase, entré como una tromba al salón, él se paró para pecharme y sin más iniciamos la pelea en el mismo salón. Recuerdo que terminé arrinconándolo contra la pared y le tiré unos buenos puñetazos en la cara, él también, para qué, hizo lo suyo, éste era más canchero que el anterior. Al final nos separaron porque ya venía el otro profesor, estaba demás decirnos que para la salida la continuaríamos. Pasaron las dos horas de clase y dicho y hecho, ¿lugar escogido?, el pasaje de la pelea anterior. En el camino al lugar pasó algo que dejó a las claras mi poca maña, que me faltaba aún. Uno de su grupo, que era amigo mío además, me pasó un dato: "...Gilbert, procura no darle en los ojos. Hace un mes lo operaron y además lleva lentes de contacto". ¿Qué hubieras hecho en mi lugar?: decirle que antes de la pelea se quite los lentes de contacto o algo parecido ¿verdad', pues bueno, este blogger no dijo ni pío. A la hora de estar en el face to face, mis ataques iban a las piernas por medio de patadas, y él sacó un derechazo que me tumbó, ya en el suelo recién 'pensé', y dije: " ya, ya, ya, para, para" ante el "buu" de su collera.
Mi revancha con él sin embargo fue progresiva: cuando jugábamos fútbol, él era arquero, y yo al momento de patear a su arco lo hacía de una manera más fuerte de lo acostumbrado, mi intención no era hacer gol, sino tirarle el balón a él, a su cara, al estómago, ahí abajo. Esa fue mi sútil venganza.
La otra pelea fue en un parque, la razón fue que días atrás iba caminando con quien en ese momento consideraba un amigo y compañero, y un tipo me quiso arranchar el relojo que llevaba puesto, sin embargo 'mi amigo' de dejó, no se atrevió a ayudarme, tuvo que venir un chico de otro colegio para ayudarme y deshacernos del tipo. Al día siguiente, a la salida lo busqué para 'pararlo de cabeza' ya que todo el día estuvo esquivándome, no me aguantaba la mirada ni nada. Animado por mi grupo, y ante la molestia de estos (y cierta presión para que acepte mi reto) la bronca quedó pactada para la salida. La misma se realizó en un lote abandonado y fue una bronca pareja porque para qué, no le puedo quitar méritos, 'Robertito' hizo lo suyo y no se achicó e hizo bien lo suyo. Tanta cosa para que al final sigamos siendo amigos, je, incluso hasta el día de hoy lo 'vacilo' diciéndole que él se puso de acuerdo con el ladrón para robarme el reloj.
De ahí vinieron esporádicas peleas, no de esas pues 'memorables', pero si que llevaron cierto tiempo para realizarse. Apenas unas cuatro por razones tontas, si bien de estas gané tres y la otra quedó indecisa (ambos nos tiramos apenas dos puñetazos y corrimos porque a lo lejos venían los de seguridad ciudadana) tengo que hacer la aclaración que soy una persona pacífica, 100% diálogo y si en esas oportunidades me tuve que liar a golpes como una bestia incapaz de recapacitar, lo hice porque se metieron con mi señora madre, pero no he sido ni seré de golpear por golpear.
De ahí vinieron esporádicas peleas, no de esas pues 'memorables', pero si que llevaron cierto tiempo para realizarse. Apenas unas cuatro por razones tontas, si bien de estas gané tres y la otra quedó indecisa (ambos nos tiramos apenas dos puñetazos y corrimos porque a lo lejos venían los de seguridad ciudadana) tengo que hacer la aclaración que soy una persona pacífica, 100% diálogo y si en esas oportunidades me tuve que liar a golpes como una bestia incapaz de recapacitar, lo hice porque se metieron con mi señora madre, pero no he sido ni seré de golpear por golpear.
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